martes, 23 de noviembre de 2010

EL CONFLICTO CON EL MUNDO ÁRABE (IX). Jorge Álvarez.

Irán y Mosadeg


Los británicos controlaban totalmente los recursos petrolíferos de Irán tras haber depuesto al díscolo Sha Reza Khan y haber encumbrado en su lugar al hijo de éste, el Sha Mohamed Reza, bien controlado por ministros a sueldo de Gran Bretaña. La Anglo Iranian Oil Company (AIOC) explotaba el petróleo iraní de forma completamente abusiva. De hecho, el único dinero que revertía en Irán era el que los británicos empleaban en sobornar a las élites dirigentes sumisas a sus designios imperialistas. El pueblo iraní no podía disfrutar de los inmensos beneficios de la explotación de su petróleo. En 1947 la AIOC declaró unos beneficios libres de impuestos de cuarenta millones de libras de los que a Irán (es decir, a los dirigentes títeres) les correspondieron siete. El gobierno iraní no tenía acceso a los libros de contabilidad de la compañía. De esta forma, debía creerse las cuentas que la AIOC le declaraba y la parte que a Irán le correspondía, sin poder auditarlas. El gran centro de explotación, la refinería de Abadán, era un reducto británico, controlado y dirigido por los británicos sin que los iraníes pudiesen hacer otra cosa que trabajar como peones en un régimen de auténtica semiesclavitud,   viviendo   hacinados  en    barracones miserables e insalubres y contemplando muy cerca la lujosa zona ajardinada, repleta de coquetos bungalows y clubs sociales rodeados de césped en la que vivían los ingenieros y técnicos británicos.

La oposición a este estado de cosas se creó entorno a Mohamed Mosadeg, un hombre culto y respetado, doctorado en derecho en Suiza y que a la sazón, contaba sesenta y siete años de edad. Él se convirtió en el líder del Frente Nacional, la oposición nacionalista y laica a los gobiernos del Sha vendidos a la AIOC. El pueblo iraní se posicionaba cada vez más a favor de las tesis nacionalistas del Frente  Nacional. El gobierno del primer ministro Razmara, temeroso de perder el control de la situación, intentó en 1950 negociar con los británicos unas condiciones de reparto de los beneficios del petróleo algo más suaves. Se trataba de hacer entender a la AOIC que era mejor ceder un poco con el fin de frenar el crecimiento del Frente Nacional. Los británicos se negaron a ceder ni un milímetro.

Comenzaron los disturbios. Los iraníes a acudían en masa a los mítines del Frente Nacional y proferían gritos contra los británicos. El primer ministro Razmara se estaba quedando solo y en el parlamento pronunciaba discursos que le redactaba el embajador británico Francis Shepherd. En Marzo de 1951 fue abatido a tiros cuando se dirigía a una mezquita.

En la histórica sesión del parlamento (el Majlis) del 15 de Marzo de 1951, los diputados aprobaron por unanimidad, y a ante la consternación del Sha, la propuesta de Mosadeg de nacionalizar el petróleo iraní. Mosadeg era, sin duda, el hombre más reverenciado y querido de Irán. Su popularidad era difícilmente descriptible.[1]

Naturalmente, los británicos no iban a asistir impasibles a los acontecimientos, y los Estados Unidos, que por esas fechas explotaban también el petróleo de Arabia Saudí y de otras zonas, no tenían ningún interés en que cundiese el ejemplo iraní. Gran Bretaña impuso de inmediato un bloqueo naval. Los iraníes extraían ahora su petróleo, lo vendían a otras naciones, este crudo se embarcaba en petroleros y los buques de guerra de la armada británica los asaltaban en el mar, sin importarles la bandera y lo confiscaban alegando que era petróleo robado. De nuevo la vieja tradición naval inglesa de la guerra de corso, del filibusterismo.

Mientras tanto, los norteamericanos se concentraron en la operación secreta para acabar con el gobierno de Mosadeg. Enviaron a Bagdad, repleto de maletines de dólares y  con estatus de diplomático a un astuto agente de la CIA, Kermit Roosevelt, para que sobornase a todos los hombres influyentes de Irán y planease un golpe de estado de acuerdo con el Sha.

En Agosto de 1953, unidades militares al mando de oficiales comprados por la CIA derrocaron al anciano primer ministro. Fue confinado y murió en arresto domiciliario en 1967 a los ochenta y cinco años de edad. Centenares de simpatizantes del Frente Nacional, civiles y militares fueron fusilados. Comenzó la dictadura personal del Sha, completamente vendido a los norteamericanos y totalmente odiado por su pueblo.

Esta historia tiene un epílogo paradójico. La Anglo Iranian Oil Company (la actual British Petroleum), que no quería ceder a los iraníes ni las migajas de la explotación de su petróleo, debió conformarse, después del golpe, con el 40%, pues el resto, se lo quedaron como pago por el golpe de estado de la CIA, cinco compañías petroleras norteamericanas. Y los iraníes, otra vez, convidados de piedra. Tal vez esto permita entender la explosión de júbilo popular que siguió  a la caída del odiado Sha en 1979, año de la revolución jomeinista. Y es que, en política, las cosas no pasan porque sí[2].


[1] “Mosadeg se había convertido en un héroe de dimensiones épicas, que ni siquiera podía pisar la calle sin verse acosado masivamente por los admiradores”. (Stephen Kinzer, Todos los hombres del sha. Un golpe de Estado norteamericano y las raíces del terror en Oriente Próximo, Debate, 2005, p. 119). Esta obra se centra en la gestación del golpe de estado de la CIA, que describe pormenorizada y documentadamente.

[2] Para el episodio del golpe contra Mosadeg y en general para entender la historia moderna de Irán se ha editado en español una obra interesante: Nikki R. Keddie, Las raíces del Irán moderno, Belacqva, 2006.

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