jueves, 30 de mayo de 2013

DÓNDE ESTOY… Y DE DÓNDE VENGO. Jorge Álvarez.



En este blog me defino como militante falangista desde 1977. Como hablo mucho de Historia y no oculto en absoluto mis simpatías por el bando que perdió la Segunda Guerra Mundial, hay quien piensa que soy nazi. Siento decepcionar a quienes así piensan. Lo voy a explicar una vez, porque las cosas que son evidentes, no requieren insistir en ellas… ¿O sí?

Vengo del nacionalsindicalismo que me enseñaron en FE de las JONS unos tipos que tenían, por lo menos, 30 años más que yo en 1977. Casi todos los tipos que tuve como jefes y adoctrinadores en mi inmersión falangista en la transición pertenecían a la generación nacida durante o justo después de la guerra y la mayoría habían sido poco más que ascensoristas en “los sindicatos”, instructores del “Frente de Juventudes”, profesores de “FEN” y de Educación Física en colegios e institutos, auxiliares administrativos en algún ministerio... (En esa época, la mayoría de los ”falangistas y franquistas” instalados en las esferas de poder del Movimiento Nacional hacía ya seis o siete años, como poco, que habían ido “moviéndose” para estar colocados en la “pole position” en la inminente caída del Régimen del 18 de Julio a la muerte de su fundador).

martes, 14 de mayo de 2013

ESPERANZA AGUIRRE, HEDA MARGOLIUS Y EL ANTISEMITISMO. Jorge Álvarez



El pasado lunes 6 de Mayo Esperanza Aguirre publicó en el diario ABC La vida de los otros, un artículo en el que vierte unas cuantas reflexiones sobre el totalitarismo nazi y comunista y sobre el antisemitismo. Le inspiró este artículo la lectura del libro Bajo una estrella cruel. Una vida en Praga, 1941-1968, de la escritora judeo-checa Heda Margolius. Después de una primera parte dedicada a equiparar, sin la más mínima originalidad y sin ningún rigor, la naturaleza liberticida y criminal de nazismo y comunismo, entra en el fangoso asunto del supuesto antisemitismo comunista:

Pues bien, Heda Margolius Kovály (de soltera, Bloch) era checoslovaca y judía. Y en este libro impresionante cuenta cómo, bajo la ocupación alemana, fue deportada y llevada a Auschwitz, donde los nazis exterminaron a toda su familia, cómo, a base de coraje, logró escapar de milagro, y cómo, acabada la guerra, recuperó a su primer marido, Rudolf Margolius, también judío y que también había sobrevivido milagrosamente al Holocausto. Cuenta cómo empiezan a rehacer su vida en Praga, y cómo su marido y ella deciden entrar en el Partido Comunista, movidos en parte por el agradecimiento hacia los soviéticos, que eran los que habían liberado Checoslovaquia de la tiranía nazi.

A partir de ahí comienza el infierno de las persecuciones y de las humillaciones a las que el Partido Comunista les sometió a ellos y a su país, que había sido muy próspero y que, con los comunistas, acabó bordeando la miseria. Y comienza el infierno, paradójicamente, con el ascenso de su marido en la jerarquía del Gobierno comunista y tiránico de Klement Gottwald, donde llega a ser secretario de Estado de Comercio Exterior.

Hasta que en 1952 es secuestrado, detenido, aislado y juzgado en la farsa de juicio que le llevó a la horca en diciembre de ese año, junto a otros 11 altos dirigentes, a los que se les obligó a autoacusarse de haber cometido el crimen de trabajar para el capitalismo en uno de los que ahora conocemos como «procesos de Praga». Y para los que aún duden del antisemitismo de los comunistas de aquellos años, bastará con el dato de que, de los 14 dirigentes que fueron juzgados junto a Margolius, 11 eran judíos que habían sobrevivido de milagro al Holocausto.

sábado, 4 de mayo de 2013

RECETAS (PROBADAS CON ÉXITO) PARA SALIR DE UNA CRISIS

Un 30 de Abril hace ahora 68 años falleció Adolf Hitler. Desde su llegada al poder  hasta el estallido de la guerra, gobernó seis años en período de paz. Y, la verdad, en ese tiempo, hizo alguna que otra cosilla interesante. Por otra parte, la situación, recuerda bastante a la que vivimos hoy.
Las soluciones, no. 
 


Hitler llegó al poder en Enero de 1933 después de ganar las elecciones de Noviembre de 1932 con 196 escaños, casi el doble que el segundo partido más votado (los comunistas) y se hizo cargo de un país al que la democracia capitalista había arruinado. Más de seis millones de parados, es decir un 30 por ciento, un banco central sin reservas de oro ni de divisas, miles de empresas cerradas  y una inflación elevadísima, que empobrecía a los afortunados que aún cobraban un salario.
Alemania se había arruinado. Los gobiernos de la democracia habían gobernado con recetas económicas destinadas a satisfacer a los deudores exteriores de Alemania, es decir, a los vencedores de la Gran Guerra que le habían impuesto las desorbitadas reparaciones de guerra de Versalles. La República de Weimar se endeudaba, acudía a los circuitos internacionales de préstamo, es decir a los mercados financieros exteriores, y se endeudaba más para pagar sus deudas. Los gobernantes dictaban políticas económicas de austeridad interior para cumplir con sus acreedores del exterior.  Cuando estalló la crisis de 1929, esta demencial deriva estalló y el país entero entró en bancarrota.
Esta fue la situación que se encontró Hitler al llegar al poder después de haber ganado las elecciones de Noviembre de 1932.